Los maridos no son nunca amantes tan maravillosos como cuando están traicionando a su mujer.

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sábado, 10 de noviembre de 2007

El poeta pide a su amor que le escriba..



Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita y pienso,
con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal.
La piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí.
Rasgué mis venas, tigre y paloma,
sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche del alma
para siempre oscura.
Federico García Lorca

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